jueves, 4 de agosto de 2011

Capítulo #2: Intento de vigilancia nocturna.


PVO EDWARD

Me sentía frustrado, ¿Por qué me importaba tanto aquella chica?, ¿Como es que se había quedado grabada su mirada en lo hondo de mi subconsciente?., ¿Estaría ella en este momento bien?.... Solté un gruñido por lo bajo, ya no resistía la sensación de desesperación que me causaba no estar a su lado, no saber como se encontraba y sobre todo averiguar porque sentía que la conocía de hace tiempo y porque no podía leerle la mente....

Sin embargo tenía miedo de hacerle daño, ella era mi "tua cantante"., pero no por eso pensaba recaer en tomar sangre humana, yo seguiría con mi mente ferrea puesta en la sangre animal...

Paso una, dos, tres.... ocho horas, eran las 2 de la madrugada, y yo ya estaba al vilo del colapso nervioso, necesitaba saber como estaba, entraría por la ventana de su habitación en el hospital vería como estaba, y si se encontraba en buenas condiciones (como rogaba al cielo que estuviera)  saldría por donde había entrado, sin protesta alguna conmigo mismo.

El camino fue rápido, llegue 3 veces mas rápido corriendo que en el Volvo, aunque yo adoraba mi carro. Trepe por un costado del edificio hasta la habitación que le habían asignado a Isabella, quede colgando del marco de su ventana, me levante unos centímetros para que mi rostro alcanzara a ver a través del vidrio.... justo cuando posee mi vista sobre su rostro creí ver sus ojos abiertos observándome, después de casi caerme de la impresión volví a mirar por la ventana y descubrí que tenia los ojos cerrados.... tal vez todo había sido una mala pasada de mi imaginación.

-Si, te lo digo Emil, se escucha un ruido al costado del edificio, vayamos a ver-. Escuche a lo lejos la voz de uno de los guardias de seguridad que venían directo hacía mi, no había tiempo o entraba en la habitación en lo que se iban o huía (como esta mañana) y no la vería hasta mañana.

Antes de que pudiera reflexionar mis actos ya estaba dentro del cuarto de hospital, todo en el típico blanco chillón, pero eso no importaba.... todos mis miedos comenzaban a desaparecer, era tanto mi deseo de protegerla y saberla bien que incluso mi lado mas oscuro, el que quería su sangre, se había doblegado.

Mire maravillado a Isabella, la causa de todos mis males... ¿O sera de todos mis bienes?, no lo se... ¿Como puedes odiar a alguien y amarla a la vez?... ¿Como era que ella en menos de un día se había convertido en todo para mi?

Suspire, esos ojos marrón eran mi perdición, estaba seguro de que lo que fuera que ella me pidiera yo se lo daría sin tan si quiera reparar en que era y eso... jamas me había sucedido, nunca creí en que fuese necesario compartir la eternidad con alguien, y ahora con Isabella, empiezo a creer que... la quiero a mi lado para toda la eternidad...... ¡¿Como es posible que tan siquiera pudiese pensar en semejante acto tan irreflexivo y egoísta?!.... pensé para mis adentros.

La contemplé recostada un rato mas,  hasta que los guardias se fueron, con un sonoro suspiro justo cuando abrí la ventana de su habitación para salirme, vi de reojo a Isabella con un ojo abierto mirándome en su mejor intento de que no me diese cuenta... ¡Atrapado infraganti!... me grito una voz dentro de mi cabeza, asustado salte por la ventana fuera del cuarto y me guarecí en unos arboles al lado del Mercy.

Escuche unos torpes pasos, algo vacilantes pero a la vez decididos, los cuales rogué a Dios no fuesen los de ella, de pronto aquella chica que me había robado el aliento, dueña de tan bellos ojos marrón chocolate se asomo por su ventana y dijo con voz clara, pero baja:

-¿Doctor Cullen?, oh vamos te eh visto... ¿Donde estas?-. Inqurío asomando medio cuerpo por la ventana, me congele en mi lugar al escuchar su voz.

-Ok, si no entras no pasa que les cuente a todos tu maravillosa aparición de esta noche, y como saltaste por la ventana, también le diré al Doctor Gregory House-. Amenazó., suspiro y entro de nuevo a su cuarto sentándose en su cama... suspire... ¡Todo por ser un bendito idiota que no resistió el impulso de venir a verla!... gruñí para mis adentros.

Sin mucho ánimo volví a trepar, y entre a su recamara quedándome en una esquina,  Isabella suspiró con una media sonrisa, tomo una colcha se cubrió las piernas y se recorrió hacia el centro de la cama dejando un espacio en los pies de la cama.

-¿Que haces aquí?-. Preguntó tranquila.

-Lo mismo quisiera saber, créeme Isabella-.  Murmuré con un dejo de desesperación en la voz.

-Ni si quiera entiendo que siento por ti-. Confesé. Abrió sus grandes ojos ante la sorpresa, y dijo:

-Dos puntos, el primero: odio que me digan Isabella, solo soy Bella. El segundo: parece que me odias, mas que cualquier otro sentimiento, eh visto como me mirabas hoy en la mañana-. Dijo sin inmutarse mucho a pesar de sus frías palabras.

-Vale, Bella-. Dije con una mueca un poco divertida.

-¿Por qué me odias?-. Preguntó mirándome directo a los ojos.

-¿Por qué no me temes?-. Devolví el cuestionamiento, ella me miró ceñuda.

-No tengo por que temerte-. Anunció sonriéndome... Sencillamente no comprendo tu razonamiento, pensé.

-¿Por qué no?-. Inquirí realmente confundido.

-Contesta mi primera pregunta y yo contesto tu pregunta-. Dijo estirándose un poco, aun se veía algo pálida y cansada.

-Es largo de explicar-. Murmuré.

-Entonces siéntate aquí-.  Dijo palmeando un espacio vacío a su lado., no muy seguro me acerqué y me senté en la parte mas alejada de ella.

-Te odio por ser tan perfecta, tan bella, tan difícil de comprender...tan amable-. Suspiré me estaba volviendo idiota y  cursi... ¡Fenomenal!., pensé sarcástico.

-En dado caso yo te odio por haberme curado la pierna-. Río con ironía.

-Eres tan difícil de hacer entrar en razón-. Dije meneando la cabeza.

-Y tú tan obstinado y poco cuidadoso al intentar entrar aquí sin que me diera cuenta-. Río bajito, era un sonido musical y dulce, como la risa de un recién nacido.

-Tushe-. Reí.... Bella me devolvió la sonrisa, pero no pudo evitar soltar un bostezo, eran demasiadas emociones para una humana a semejantes deshoras de la noche, sería mejor que la dejara dormir.

-Será mejor que duermas, ya después continuaremos con esta platica-. ¿Acababa yo de decir eso?.... en serio que necesitaba un psiquiatra... empiezo a creer que tengo problemas para mantener un pensamiento por mucho tiempo....

-No quiero-. Gruño enfurruñada.

-¿Por qué no?-. Pregunté como si tratara con una pequeña cría.

-Tengo miedo-. Aclaró.

-¿De que?-. Dije con voz angustiada.

-De que desaparezcas y solo haya sido un buen sueño-. Dijo  Bella entristeciendo de pronto.

-¿Qué puedo hacer para que no sientas eso?-. Enserio estaba perdiendo la cabeza, ella me tenia en sus manos... definitivo... querer a alguien es todo un peligro.

-Quédate, aquí esta noche-. Pidió con un pucherito de perrito mojado.

-Vale-. Concedí suspirando.

-Bien-. Sonrío abiertamente, para después recostarse, me pare y la arropé, tras unos minutos y ver que no conseguía dormir, decidí ver si había algo que la pudiera hacer dormir.

-Buscaré algún medicamento para que duermas-.  Dije caminando hacia la puerta.

-¡NO!-. Dijo casi en un grito.

-¿Entonces que hago para que te duermas?-. Dije preocupado.

-Léeme algo-. Dijo recostándose de lado.

-Vale-. Tomé un libro de los que tenía en una pila aun lado de su cama, era el de " 20 poemas de amor y una canción desesperada"., sonreí, teníamos gustos similares abrí el libro en la página en donde había un separador y comencé a recitar:

-Sabrás que no te amo y que te amo 
puesto que de dos modos es la vida,
la palabra es un ala del silencio,
el fuego tiene una mitad de frío.
Yo te amo para comenzar a amarte,
para recomenzar el infinito
y para no dejar de amarte nunca:
por eso no te amo todavía.
Te amo y no te amo como si tuviera
en mis manos las llaves de la dicha
y un incierto destino desdichado.
Mi amor tiene dos vidas para amarte.
Por eso te amo cuando no te amo
y por eso te amo cuando te amo-. Sonreí complacido era cierto, así era como me sentía.



Sin darme cuenta Bella se había quedado dormida ya, comencé a tararear una melodía que jamás había escuchado, supuse que muy en el fondo le compuse una nana....


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¿Qué tal el capi?, espero les haya gustado se que es algo meloso, pero bno... la culpa echensela
al libro de 20 poemas de amor y una canción desesperada de Pablo Neruda, en la página 145 el poema se llama sabrás que no te amo.


Abrazos y besos.
Yess*.*

1 comentario:

•-•Anny•-• dijo...

hola!!!
me encanto el capi sobretodo por la discucion y lo de la tua cantante! jijijiji me gusta esa palabra, y despues se quedo con ella! wiiiii
que cosa, me muero de ganas por saber que va a pasar en el siguiente capitulo.
te mando besos y barsos yess
te quiere
Anny