jueves, 22 de septiembre de 2011

Viñeta: Ángel Guardián.



Cayada, balanceando mis piernas sentada en una esquina del sillón principal de la sala, miro curiosa la estatua que adorna mi cocina… suspiro desesperada al no encontrarle significado a sus miradas… podrían decir tanto… o tal vez lo dicen y yo aun no lo eh podido ver…

-Curioso-. Digo más para mí misma que para alguien más en mi casa, en la cual solo estamos mama y yo.

-¿Qué te atrae tanto de aquella figura?-. Pregunta mi mama sacándome de mis cavilaciones, rio por lo bajo… ya hace un rato que ni siquiera sabía que hacia aun ahí pudiendo estar leyendo un buen libro sobre mi cama con una taza de chocolate caliente en mi mano.

-No lo sé, supongo que eso es lo que más me motiva a mirarla… que no se que buscan… o que encuentran sus miradas-. Añado mirando de reojo a los ángeles de la columna, mientras me paro del sillón.

-Pues no se que busquen, pero lo que encuentran o más bien lo que logran cada noche es asustarme cuando vengo por agua a la cocina-. Dijo mama riendo, supongo que ante el recuerdo de sus muchos gritos en las noches al venir por el agua.

-Más bien el susto que me has sacado con tus gritos-. Digo rodando los ojos mientras me encamino al pequeño estudio donde tengo mi libro favorito “20 Poemas de amor y una canción desesperada” de Pablo Neruda.

-También-. Accedió mientras se sentaba en su silla del escritorio.

Me senté en mi cama hojeando mi libro hasta encontrar la página de mi poema favorito “te amo pero no te amo”, después de haberlo leído varias veces, el sueño me vence y casi sin sentirlo me duermo….

Abro los ojos y no reconozco donde estoy, el sol ilumina toda la estancia que parece resplandecer de un blanco deslumbrante, cuando miro en que estuve acostada hasta hace unos segundos encuentro tan solo una nube , cada mueble estaba hecho únicamente de una nube con la forma de mis antiguos muebles, asustada pero aun incrédula me paro y camino en dirección a la sala… tal vez ahí este mi madre y me de alguna respuesta del porque esta así mi cuarto…

Me tallo los ojos esperando que los muebles hechos de nube solo sean una invención de mi cerebro ante mi vista borrosa por estar aun somnolienta, aprieto con fuerza los ojos… cuento hasta diez… vuelvo a abrir los ojos… y todo sigue siendo de nubes.

-Ok, todo tiene una solución razonable… perfectamente razonable-. Habló intentando calmar mis ganas de salir corriendo y lanzando alaridos por doquier.

Llego a la cocina y todo lo encuentro con el mismo estado que el resto de la casa… con una diferencia… ¡la columna de los ángeles no está!...

-Hay Dios mío-. Murmuró bajito con un escalofrió recorriendo desde la punta de los dedos de mi pie hasta la punta del cabello.

-¿Qué tienes?-. Me pregunta una voz curiosa, como de un niño pequeño, doy la vuelta lentamente esperando vanamente una vez más que solo sea una ilusión mía.

-T…u…tuuu-. Digo con la voz temblorosa, mirando un niño con amplias alas a sus costados, cabellos rubios ondulados, ojos verde esmeralda y una sonrisa curiosa adornando su pequeño rostro.

-No tengas miedo, tranquila-. Dice acercándose hacia mí, inconscientemente comienzo a retroceder hasta que mi espalda golpea contra la barra del fregadero.

-¡¿Tranquila?!-. Preguntó  con mi voz casi en los decibeles de un grito, bastante asustada.

-Si-. Dice otro niño, con cabello marrón y grandes ojos sepia.

-¿Qué son?-. Digo aun fuertemente agarrada de la tarja de la cocina, temiendo que si me suelto caería desplomada al suelo, ya que mis rodillas temblaban de miedo.

-Ángeles-. Responde uno más uniéndose a esta especie de conversación.

-Oh-. Es todo lo que alcanzo a pronunciar antes de caer desmayada, cuando abro los ojos, 3 miradas me observan entre preocupadas, curiosas y algo divertidas.

-¿Mejor?-. Me dice el pequeño de cabellos rubios.

-No-. Digo aun con el estomago hecho un nudo.

-¿Crees lo que te dijimos?-.  Cuestiona otro de los críos, bueno, ángeles, con sus azules ojos posados en mi.

-Sí, supongo-. Respondo aun algo confundida.

-Bueno, algo es algo-. Dice uno de ellos alzándose de hombros.

-¿Cómo se llaman?-. Inquiero mientras me siento sobre la barra.

-Miguel, Reiyel y Daniel-. Contestan a coro, con una sonrisa enorme cada uno.

-Vale… ¿Y qué tienen que ver ustedes con los muebles de nube, y la falta de mi columna de angelitos?-. Cuestiono aun confundida, era mucha información para un día.

-Contesta tu Reiyel, que a ti te la encargaron-. Dice el de cabello negro.

-¿Yo por qué?-. Pregunta en un suspiro el de ojos verdes, el cual parece responde al nombre de: “Reiyel”.

-Anda-. Lo anima el de ojos sepia.

-Bien, pues… veras… yo, bueno, más bien nosotros somos ángeles guardianes y tenemos que cuidar a ciertas personas en este edificio-. Contesta Reiyel con su carita llena de vergüenza, supongo que por habérmelo tenido que explicar.

-Y nos gusta escondernos a veces mientras jugamos en tu escultura-. Añade animosamente el de ojos sepia.

-Hay Miguel-. Regaña el que por lógica suponía que era Daniel.

-¿Qué?-. Dice con cara de inocencia uno de los angelitos.

-Jumpf-. Bufa Daniel, yo río por lo bajo la conversación me parece muy amena.

-Ahora no podremos venir a jugar aquí-. Lloriquea Reiyel., -Aparte ella me cae bien-. Añade.

-Pueden venir solo hagan el favor de no hacer ruido…-. Deje la frase inconclusa al recordar lo que tanto me intrigaba hace unas horas… ¿Qué miraban?

-¿Qué miran cuando entran en las estatuas y porque ponen esa expresión?-. Preguntó finalmente, ellos me miran intrigados o poco convencidos, al final Reiyel me mira y dice:

-Miguel mira curioso hacia donde está la comida, siempre le llama la atención el color en los guisos que prepara tu mama, Daniel prefiere mirar los cuadros de la sala y yo… veo lo que dibujas en tus cuadernos cuando vienes a dibujar a ese sillón-. Dice señalando el sillón en el que estaba sentada en la tarde.

Todo se vuelve lejano de repente, como si caminara a prisa hacia atrás, cada vez cubre todo una niebla mas y mas densa, hasta que al final despierto oyendo la voz de mi mama:

-Yessmar-. Dice desde la cocina.

-Voy-. Respondo desperezándome y mirando que todo ha sido un sueño, corro animadamente a la cocina y encuentro de nuevo en su lugar la columna, sonrío para mí misma... ha sido un gran sueño.

-¿Qué soñaste que primero gemías como asustada y luego soltabas ciertas risillas?-. Pregunta curiosa mientras prepara un licuado de fresa.

-Algo loquísimo-. Reí por lo bajo. Mi mama rio y rodo los ojos, mientras se volteaba dándome la espalda para encender la licuadora.

Un gran sueño… pensé, justo cuando pensé eso uno de los ángeles de la columna me guiño un ojo…

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Es una viñeta, que hice para clase espero les guste, algo breve pero sustancioso
jajaja, besos por monton.
Yessi*.*

PD/ Besos y abrazos para mi Anto, Ángel, Heaven, Anny.

1 comentario:

Ángel O'Shea. dijo...

esta TAN bonito este OS, tan tu! jajaja
besos, Lican. te amodoro!