domingo, 1 de julio de 2012

Destino.



Te conocí,
Por poco y te ignoraba,
Te ignoré….
Y sin pensarlo de nuevo te encontré.
                                    
Te hablé,
Sin saberlo te abrí
Las puertas de mí destartalado corazón.

Por inercia te buscaba,
En cualquier lugar te encontraba.

Mis sentimientos cambiaban,
Mi mente se confundía
Y mi ser se maravillaba.

Me caí,
Frente a tus ojos,
Me iba directo hacia el piso,
Con el corazón agonizando
Y el alma penando.

Me hiciste frente,
Me hiciste llorar…
Desvestiste las mentiras
En las que mi alma se guarecía.

Mi corazón se oprimía,
Ante los recuerdos que en la mente dormían.

Y las lágrimas gritaban por salir,
Pero mi orgullo las encadenaba,
-Llora-.
Me dijiste con tus ojos clavados en los míos.

Conociste lo más oscuro de mi ser,
Lo más luminoso de mi alma.

Viste mis recuerdos,
Dolores, caídas y errores.

Me hiciste comprender…

Que no hay casualidad en este mundo,
Solo lo inevitable.

Que no soy culpable,
De cosas que sencillamente no pude manejar.

Que soy libre de sentir,
Lo que mi corazón guarda.

Que no hay necesidad de mentir,
Para protegerse y esconderse.

Que no hay porque usar máscaras,
Cuando se puede ser tal cual es.

Que el dolor pasa
Y se afronta.

Que para todo hay un momento
Y lugar.

Que no soy la persona que creí ser.

Que…
Que no está mal ser yo misma.

Tantas cosas más,
Que día a día me enseñaste.
-Y habrá cosas que no recordarás-.
Te jactaste.

Y reí,
Reí con risa pura y cristalina.

Era verdad,
Habría cosas que preferiría ignorar,
Otras tantas…
Que  recordaría incluso sin pensar.

Algunas…
Que aparecerían en el momento justo,
En el lugar indicado.

Destino,
Fue la palabra que me enseñaste.

Conocerte no fue error,
Ni bienaventuranza,
Tampoco casualidad,
Sino…
Solamente destino.

Te quedaste tampoco,
Que apenas y sentí tu llegada….
Te metiste tan a  fondo,
Que como reclamo tu partida.             

Cuando menos te quise
Pero más te necesite,
Aquí te tuve.

Ahora que te quiero,
Pero ya no te necesito,
Aquí te extraño.

-Ya no me necesitas-.
Me dijiste,
Y lloré…
Lloré un río al comprender,
Que no nos damos cuenta lo que tenemos….
Hasta que se le ve perdido.

-La vida pasa pronta,
Volveremos a vernos algún día-.
Afirmaste seguro de ti.

-Espero-.
Dije rogando al cielo.

-Si tiene que ser,
Será-.
Me recordaste.

Y sencillamente sonreí,
No había palabras con las cuales despedirse,
No había actos para demostrarte mi cariño,
No había tiempo para decir… adiós.
No había…
No había más que hacer.

No hay comentarios: